sábado, 17 de octubre de 2009

I Promise You: 01x05

#Narra Kenia


No lo vi por dos semana pero igualmente estaba alerta.
Un día cuando estaba en mi casa, sentada leyendo un libro.
-Kenia, Kenia, Kenia Martínez.
-Sabía que no te darías por vencido -dije.
-Entonces eres adivina.
-Varias personas me lo han dicho.
-Pues entonces me sumo a esas personas.
Suspiré.
-¿Qué quieres?
-¿Te atreves a preguntar?
-Creo que sí -contraataqué.
Escuché cómo preparaba la pistola detrás de mí.
-Házlo ya si lo vas a hacer.
Oí cómo suspiraba.
Tenía miedo, sí, pero no tanto como para no mantener mi dignidad e ir a rogarle que no me matara.
-Sabes mucho sobre Venezuela, me gustaría que charlemos sobre Estados Unidos antes de matarte.
-No diré ni una palabra y lo sabes muy bien.
Me paré cuidadosamente, tal vez si le mantenía el juego un rato podría escapar. Dejé el libro en el librero.
-¿En serio? ¿Quién te lo asegura?
Joe no bajaba la pistola.
-Yo me lo aseguro.
-Di lo que sabes o mueres.
-No le tengo miedo a la muerte.
-¿En serio? -preguntó divertido.
-Sí.
Hubo un silencio en el que ninguno de los dos habló.
-Tal vez si tan solo no hubieras sido Kenia Martínez, hubiera pasado algo entre nosotros.
-Ja, ¿crees que quise alguna vez quererte?
-Te engañas a ti misma diciéndote que no.
El chico de 25 años que tenía enfrente no podía decir la verdad, no.
-No he tenido un amor en 10 años, ¿qué te hace creer que me iba a enamorar de ti? Además, ¿no estabamos en otra cosa? De esto no estabamos hablando.
-Tienes miedo de admitir que estás enamorada.
Por primera vez bajó la pistola, era ahora o nunca.
Tenía un plan, que de seguro iba a funcionar.
Me acerqué a él como si quisiera besarlo. Antes de que estuvieras demasiado cerca pregunté:
-¿Qué pasa si admito que te amo.
Joseph pasó saliva nerviosamente.
-Decide tú -dijo.
Me acerqué aún más y lo besé. Lo que sentí fue impresionante pero yo no podía estar enamorada de un espía venezolano que quería matarme.
Tomé la pistole y me separé de él.
-No es tan divertido si estás del otro lado, ¿verdad? -dije.
-Todo era un plan, ¿verdad? Desde que me conociste, ¿no? Desde que dije que te buscaba, ¿cierto?
Me sentía mal por él, al parecer sí me amaba. Tuve la idea de bajar la pistola pero, ¿qué tal si estaba mintiendo? No me salía una sola palabra.
-Sí -atiné a decir.
-¿Sabes? Preferiría que me mataras ya.
-No soy capaz de matar a alguien.
-Ja, fuiste capaz de matar a mi hermano.
-¡Yo no lo maté! ¡Fui a Venezuela, pero nunca maté a nadie! ¡Nadie! ¡¿Lo comprendes?!
-Bien, asesina y actriz.
-Que no se te olvide que también reportera y puedo decir muchas cosas de tí, así que mejor ya cierra la boca y véte de aquí.
-No me iré aunque me des un tiro.
-Si no lo haces es lo que voy a hacer.
-Ja, házlo.
Lo miré fijamente. Decidí que sería mejor irme yo. Nada en la casa era demasiado valioso. Abrí un cajón sin dejar de apuntarlo y tomé un fajo de billetes.
-¡Ja! ¿Piensas sobornarme? De verdad que esto es muy divertido.
-No pienso sobornarte.
-¿Entonces? ¿Le darás a alguien dinero para matarme porque tú no quieres hacerlo?
-Tampoco. Tus ideas son muy erróneas.
-Bien, ya lograste confundirme, pero estoy seguro que lo que se te ocurra me hará reir.
-Pues no me interesa.
Abrí otro cajón y Joe se abalanzó contra mí.
-Esa no es la forma de tratar a una mujer -dije.
Me quito la pistola.
-Ya me cansé -dijo-, si tú no quieres decirme nada, te llevaré con un amigo que de seguro te hace soltar la sopa.
-Házlo, no me interesa.
Me obligó a caminar hasta su coche, él tuvo la suerte de que no había nadie en la calle para verlo. Me había puesto unas esposas y ahora entrabamos en su coche...

No hay comentarios:

Publicar un comentario